Qué ver en Budapest en 2 días, el mejor itinerario
Exprime al máximo el fin de semana y saca lo mejor de tu viaje express a la capital húngara. Esto es lo que no puedes perderte si tienes dos días en la ciudad.
Budapest es apodada “la París del este” y el apelativo no podría ser más acertado. Si no has estado nunca, te recomiendo leer nuestro itinerario con lo mejor que ver y hacer en Budapest. Hemos intentado concentrar lo esencial de la ciudad.
Día 1: Empieza tus vacaciones en un lugar emblemático
Budapest es una ciudad elegante y señorial. Al pasear por el centro se percibe aquella atmósfera típicas de las capitales europeas. Esta atmósfera se percibe con más claridad en Gerbeaud, una pastelería que custodia plaza Vörösmarty desde 1858. Cruzar su puerta es como entrar en una máquina del tiempo ya que conserva el mostrador de madera, las lámparas y, más en general, la gran mayoría de la decoración original.
Los platos más tradicionales
No te voy a mentir, es un poco turístico y los precios son algo más altos si comparados con la media de la ciudad. Sin embargo, vale la pena entrar para sentirse como un burgués del siglo XIX. Una vez aquí, podrás catar unos postres tradicionales:
- Sacher, ¿quién puede resistirse si le ponen por delante esta tarta? Lo sé, este dessert es originario de Austria pero, durante la época imperial, su consumo se había generalizado también en Hungría.
- Esterházy, un postre que debe su nombre al Conde Pál Antal Esterházy que cubrió el rol de Ministro de Exteriores en el siglo XIX. Es un bizcocho esponjoso con crema de mantequilla de chocolate, glaseado de albaricoque y glaseado de fondant.
- Gerbeaud, una tarta elaborada con nueces molidas, chocolate y mermelada casera. Se inspira a una receta elaborada por Emile Gerbeaud (una fundadora de la pastelería) y es simplemente deliciosa.
- Dobos, el postre símbolo de Hungría. Se elabora con masa de galleta y crema de mantequilla de chocolate. La última capa se cubre con unas láminas cubiertas de caramelo crujiente. Es tan bella como rica.
Día 1: Dedica un poco de tiempo al monumento en honor a los judíos húngaros
Después del desayuno, camina hacía el río y sigue las indicaciones por el Parlamento húngaro. Antes de llegar al centro del poder, verás unos zapatos de metal a orillas del Danubio. Este monumento conmemora una página de historia que nadie querría volver a ver: la fusilación de los judíos húngaros por parte de la Cruz Flechada, un partido aliado de la Alemania nazi. Durante la Segunda Guerra Mundial, el calzado era muy valioso.
Por esto, las milicias conducían a sus víctimas a orillas del río, les hacía quitar los zapatos y solo entonces disparaban unas ráfagas mortales.
El memorial fue inaugurado en 2005 a partir de una idea del director de cine Can Togay y del escultor Gyula Pauer. Es muy triste pensar que en esta bella ciudad en el corazón de Europa se perpetrara un crimen tan violento. Si tienes suficiente tiempo, puedes optar por un crucero por el Danubio. Unos cuantos tours empiezan sus trayecto en este tramo del río.
Día 1: Camina hasta el Parlamento
Tras haber rendido homenaje a las víctimas de la barbarie nazi, ha llegado el momento de visitar la tercera etapa del día: el Parlamento de Budapest. El edificio combina tres estilos arquitectónicos – neoclásico, renacimental y barroco – y es una etapa obligada de cualquier viaje en la ciudad de Harry Houdini. Por cierto, si te apasiona la historia del famoso escapista, te recomiendo visitar la Casa de Houdini que se encuentra a poca distancia de la iglesia de Matías (Mátyás-templom).
Ahora volvamos a lo nuestro. El Parlamento de Budapest es el verdadero icono de la ciudad y su silueta es la típica estampa que sale en los postales y en las guías de viaje. Construido entre 1884 y 1902, es el tercero más grande del mundo y se asemeja al Palacio de Westminster. Para su construcción se han utilizado exclusivamente materiales húngaros a excepción de las columnas de mármol que fueron traídas de Suecia.
Los interiores son tan bellos como la elegante fachada que se asoma al río; por este motivo te recomiendo reservar una visita guiada. Los tours suelen durar unos 45 minutos y están disponibles en varios idiomas, español incluido.
Día 1: Visita la basílica de San Estebán
Esta iglesia es la más grande de Hungría y se caracteriza por las dos torres que amparan la fachada. En su interior se conserva una reliquia un tanto escalofriante: la mano momificada de San Esteban. Fue el primer rey del país y ha pasado a la historia como la persona que convirtió los magiares al catolicismo. La construcción fue bastante complicada: terminó en 1905 después de más de medio siglo de trabajo, dos arquitectos perdieron la vida y la cúpula se derrumbó en 1868.
Si te gusta el fútbol y eres un seguidor del Real Madrid, te recomiendo entrar en la basílica. Aquí se encuentra la tumba de una leyenda del conjunto merengue: Ferenc Puskás. El exdelantero tiene también una estatua en el distrito de Óbuda (Bécsi útca 57).
Si viajas a Budapest en diciembre, podrás hacer un poco de shopping navideño en la en la plaza de enfrente. En cualquier caso, esta zona es perfecta para comprar souvenirs y comer algo en los numerosos restaurantes y bares cercanos. Después de un tentempié, camina hasta Andrássy útca.
Día 1: Viaja en el segundo metro más antiguo de Europa
Para llegar a la próxima etapa, coge el metro en la parada Bajcsy-Zsilinszky útca. La red suburbana de la capital húngara fue anticipada solamente por la de Londres y conserva unos elementos originales como las columnas de metal rojo con unas decoraciones florales encima. La linea 1 (la que tomarás) ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad en el 2002por conservar el estilo art nouveau del siglo XIX. Después de seis paradas, baja en Hősök tere.
Día 1: Pasea por Plaza de los Héroes y sus alrededores
Plaza de los Héroes (Hősök tere) es un gran espacio monumental al final de Andrássy útca, una de las calles más emblemáticas de Budapest. Los turistas llegan hasta aquí para ver la columna de 36 metros coronada por el Arcángel Gabriel y las siete estatuas que conmemoran a los líderes de las tribus fundadoras de Hungría. Saca unas fotos y explora las calles cercanas que hospedan algunos destinos de gran interés:
- Museo de Bellas Artes (Szépművészeti Múzeum), una institución cultural hospedada en un edificio de estilo ecléctico-neoclásico. En sus salas podrás admirar obras de Rafael, Durero, Pieter Bruegel el Viejo, Rembrandt, Goya, Toulouse-Lautrec y otros artistas. Se encuentra en la misma Plaza de los Héroes. Para conocer sus exposiciones temporales, te recomiendo echar un vistazo a su web oficial.
- Zoológico y Jardín botánico, uno de los más antiguos de Europa. Si viajas con niños, podría ser una buena opción. Los peques podrán ver de cerca lemures, leones, monos y otros animales. Lo reconocerás por su elegante entrada decorada con dos elefantes de piedra. Puedes consultar los horarios de apertura en la página del zoológico (Állatkerti krt. 6-12).
- Városliget, el parque municipal. Originalmente fue un coto de caza real pero entre los siglos XVIII y XIX se transformó gradualmente en un jardín público. En su interior hay un lago artificial que en verano es atravesado por pequeños botes de remos de alquiler. Cuando las aguas se congelan, se convierte en una pista de hielo (Kós Károly stny).
- Castillo Vajdahunyad, una fortaleza ecléctica. Construido en 1890 para celebrar el 1000 aniversario de la nación húngara, consta de 21 edificios de diferentes estilos (románico, gótico, barroco y renacentista).
Día 1: Concluye el primer día en el barrio judío
Tras el paseo, retoma el metro en dirección opuesta y baja en Opera. Caminando por unos pocos minutos llegarás al viejo barrio judío. Si tienes tiempo y ganas, te recomiendo que reserves una visita guiada a la Gran Sinagoga que se encuentra en calle Dohány. Fue diseñada por el arquitecto alemán Ludwig Förster en un estilo neo-árabe.
Tras un paseo por sus impresionantes interiores, puedes tomar algo por allí. El antiguo barrio judío de Budapest encontrarás la Plaza de los Héroes, que saca sus mejores galas al anochecer. Las luces que iluminan el monumento y el cercano castillo crean una atmósfera de cuento. Además, esta es una zona muy animada donde puedes encontrar restaurantes, bares y locales nocturnos. Para comer algo y tomar una pinta o una copa, puedes optar por los ruin bar de los alrededores.
Día 2: Regálate un desayuno dulce en Cirkusz
Para empezar el día con energía, hay que tomar un buen desayuno. Antes del paseo, te recomiendo reservar una mesa en Cirkusz Kávéház, la Meca del brunch. Este establecimiento fue inaugurado en 2014 y ha cosechado un gran éxito gracias a dos factores: un café tostado realizado in house (Bagira) y un ambiente familiar que hace sentir cada huésped como en casa. El establecimiento se encuentra en el barrio judío, entre la sinagoga de calle Rumbach y la sinagoga ortodoxa de calle Kazinczy.
Sus platos más famosos son Egg Royal (english muffin, espinacas, salmón y huevo escalfado acompañado por salsa holandesa), New York bagel (con salmón marinado, crema de queso y alcaparras) y Pulled Pork Benedict (croquetas de patata, carne de cerdo cocinada a baja temperatura, cebolla y huevo escalfado con salsa holandesa). También puedes optar por unas recetas dulces. Cirkusz saca del horno unos deliciosos croissants sencillos y de chocolate. Si buscas algo más saludable, puedes optar por la granola casera con yogur blanco y fruta fresca.
Día 2: Cruza el Puente de las Cadenas
Una vez llenado el estómago, dirígete hacia el Danubio y cruza el gran río es su pasarela más emblemática: el Puente de las Cadenas. Diseñado por William Tierney Clark, ha sido inaugurado en 1849 y es el más antiguo de la ciudad. Sin embargo, fue destruido durante la Segunda Guerra Mundial y reconstruido al acabar el conflicto. Finalmente, abrió nuevamente al público en 1949, exactamente 100 años después del primer corte de cinta. Lo reconocerás por los dos leones que vigilan el acceso. Según cuenta la leyenda, estos felinos cobrarán vida si Hungría tuviese que correr algún peligro.
Una vez en la otra orilla, encontrarás Plaza Clark Ádám y otro símbolo de la ciudad: el funicolar. Este medio de transporte conecta la ribera con la cumbre de la colina donde se encuentra la próxima etapa de nuestro trayecto, el Castillo de Buda. El billete cuesta unos 1.200 florines (más o menos 3,5 €) y el trayecto dura pocos minutos.
Día 2: Saca las mejores fotos panorámicas
El Castillo de Buda fue la residencia de los reyes de Hungría mientras que en la actualidad alberga la Biblioteca Széchenyi, la Galería Nacional y el Museo de Historia de Budapest. El edificio fue saqueado por tropas alemanas y rusas durante la Segunda Guerra Mundial. Al final del conflicto, el gobierno húngaro inició un proceso de reconstrucción para devolver al complejo su antigua gloria. En la misma colina se encuentran dos monumentos que no puedes perderte:
- Iglesia de Matías, el escenario de la coronación de Francisco José I y de su esposa Isabel (Sissi). Una vez a sus pies, mira hacia arriba para admirar el techo con tejas de colores y la torre de 80 metros en piedra calada. Te recomiendo entrar para ver sus interiores que mezclan el art nouveau, las influencias orientales y el estilo tradicional húngaro.
- Bastión de los Pescadores, el mirador de la colina de buda. A pesar de su nombre, originalmente era un baluarte con una función defensiva. Es un sitio muy romántico ya que es un balcón hacía Pest. Desde aquí, podrás sacar unas fotos de Parlamento iluminado que te dejarán sin aliento.
Tras el paseo, baja de nuevo hacía la orilla del Danubio y toma el tranvía en la parada Halász utca. Puedes coger varias líneas (19, 41 y 56A, por ejemplo) para después bajar en Rudas Gyógyfürdő.
Día 2: Relájate en el balneario Széchenyi
Cualquier fin de semana en Budapest debería incluir una etapa en un balneario. La ciudad cuenta con una amplio abanico de opciones y cada uno tiene su peculiaridad. Si visitas la capital húngara durante el verano, tienes que
reservar una entrada para el balneario Széchenyi, ya que será un plan ideal para esta fechas. En cambio, los apasionados del art nouveau eligen Gellért, un centro termal con grande columnas y unos balcones que se asoman hacia la alberca principal.
Sin embargo, para seguir nuestra ruta te recomendamos un destino distinto: los Baños Rudas que se encuentran entre el Danubio y la colina de Gellért. Su fundación se remonta al siglo XI aunque la estructura actual es el fruto de una primera reforma efectuada durante la época otomana y una segunda tandas de trabajos realizados en 1896. Su elemento distintivo es la piscina octagonal coronada por una cúpula de 10 metros de diámetro. Para una experiencia distinta, te recomiendo un baño nocturno. Para clarar dudas y consultar los precios, te recomiendo echar un vistazo a la web oficial.
¿Vale la pena visitar Budapest en dos días?
¡Claro que sí! La capital húngara no es muy extensa y si te alojas en el centro podrás ver lo esencial. En mi opinión, unas vacaciones de 3 días enteros son lo ideal para explorarla sin demasiadas prisa. En cambio, quien escoge unas estancia de cuatro o cinco días puede aprovechar la ocasión para realizar unas excursiones dentro o fuera de Hungría.
¿Cuál es la mejor época para visitar Budapest?
Personalmente, considero que cualquier estación es la correcta. A diferencia de otras capitales europeas, la ciudad de Houdini cuenta con unas atracciones para todas las temporadas: los balnearios.
La primera vez que estuve en Budapest fue en febrero, un mes que se caracteriza por sus temperaturas gélidas. Para escapar del frío, nos refugiamos en las termas de Széchenyi (Állatkerti krt. 9-11) cuyas tres piscinas al aire libre siguen funcionando incluso en pleno invierno. El contraste entre el calor del agua y el aire fresco es una inyección de energía.
No te preocupes, si eres friolero puedes quedarte en las albercas cubiertas o escoger otros baños termales que cuentan solamente con piscinas internas. Estos mismos lugares ofrecen un alivio durante el verano; en efecto, entre junio y agosto las temperatura pueden alcanzar los 30º y la tasa de humedad aumenta la sensación de calor.
Otra opción para refrescarse es Lupa, una playa en el lago homónimo donde podrás relajarte en las tumbonas, practicar deportes acuáticos y disfrutar de un cocktail. Se encuentra en la localidad de Budakalász y puedes llegar hasta aquí con la línea H5 del tren suburbano (HÉV) hasta Budakalász.